5 recursos que no pueden faltar en tu habitación para dormir bien

¿Tu habitación “no te deja dormir”? ¡Te entendemos! Es como si al abrir la puerta de tu dormitorio sintieras que es incompatible con tu bienestar. A muchos les ocurre, y no es un tema de decoración, sino que hace referencia a lo que compone tu descanso. A fin de convertir tu alcoba en una burbuja saludable para dormir bien, calificamos estos elementos como los más esenciales… 

Piezas “de oro” para dormir bien de forma natural y sin pastillas

Comencemos por el primer lugar: la superficie en la que duermes. Solo en ella ya se esconden tres artículos que intervienen en tu rutina de descanso y no te das cuenta en cómo pueden afectarte: 

1. La cama tiene mucho que ver con la calidad del sueño, dado que, si no se apega a tus necesidades o si ya ha perdido sus propiedades, pasa de ser un equipo de descanso al motivo de desvelo. Así que, el elemento número uno que debes tener en tu habitación para dormir bien es un colchón ecológico.

Estas camas están fabricadas con materiales orgánicos, por lo que son higiénicos, frescos, transpirables y reconocidos por su larga durabilidad. En cuanto a sus beneficios, son perfectos para aliviar dolores de espalda, eliminar las alergias producidas por ácaros, resistentes y adaptables a todo tipo de cuerpos, ya que se ajustan a la anatomía de la columna.  

Por su parte, los colchones naturales Lobide son muy suaves al tacto, antibacterianos, elásticos, no producen hundimientos ni se deforman con el peso, además, no transfieren los movimientos (para quienes duermen en pareja).  

 Ver un eco-colchón para mí 

 

Para conciliar el sueño, ¡haz que tu cama se parezca a ti!

 

2. ¿Qué tipo de almohadas usas? Las almohadas son otra pieza maestra para dormir cómodamente y despertar sin dolencias cervicales. Tienen suma relevancia, porque son el soporte de la cabeza, del cuello, de los hombros y de la columna. Sin embargo, cada tipo de cojín responde a una determinada postura para dormir. Por eso, es fundamental deshacernos de los que están desgastados y tener almohadas que se acoplen a nuestros requerimientos y poses. 

Así pues, las almohadas se clasifican de acuerdo con su altura y grosor. En este orden, la almohada aconsejable, para los que duermen bocarriba, debe tener entre 10 y 13 centímetros de altura, mientras que quienes duermen bocabajo necesitan una poco gruesa y de 8 a 10 centímetros de altura. Ahora, para los soñadores que acogen una postura de lado, su almohada indicada debe ser de 15 centímetros de altura y tener una dureza superior. 

 3. Las sábanas también influyen en tu comodidad. El material con el que está hecha la ropa de cama es otra variante para alcanzar un sueño ininterrumpido. Entre las más recomendadas por excelencia están las sábanas de fibras naturales, puesto que no producen alergias, son transpirables y cuentan con diversos tejidos que se acoplan a cuerpos friolentos o muy calurosos.  

De tal modo que, si para acostarte precisas una cama que te otorgue frescor, cúbrela con sábanas de algodón (Percal). Aunque si tu descanso “se congela” con facilidad, lo ideal es que uses ropa de cama de Satén o de Franela. Ahora, si prefieres un textil que se adecúe al frío y al calor, el lino es el rey de los termorreguladores.  

¿No puedes dormir bien? ¡Agrégale este par a tu habitación! 

 

Como estos tres artículos intervienen en el ciclo regular de tus sueños, hay otros pequeños cómplices capaces de una atmósfera divina de relajación y un dormitorio más saludable… 

4. ¡Esparce relajación por doquier! Los olores en tu habitación entran en sintonía con tu estado anímico y te conectan con su aroma. Por lo tanto, para refrescar el ambiente de tu dormitorio, “bajarle” al estrés y controlar el ritmo cardiaco, coloca un difusor de fragancias y aplica, al menos, 15 gotitas de aceite esencial de lavanda, flor de naranjo o té de árbol antes de acostarte. Esta práctica de aromaterapia te ayudará a equilibrar tu cuerpo y mente, además de que tu alcoba tendrá un olor exquisito. 

 5. Más verde, más oxígeno. No se trata de un jardín ni de un árbol frondoso, pero sí puedes tener macetitas en tu dormitorio. Las plantas refrescan el espacio, regulan la temperatura y purifican el aire que circula dentro de tu habitación, una cualidad que las hace ideales para controlar las alergias. Unido a ello, apaciguan los ambientes, proveyéndolos de tranquilidad y vida.  

Como ves, aliarnos con los beneficios de la naturaleza para ir a la cama pueden transformar la manera en cómo conciliamos el descanso, otorgándonos bienestar y confort. En definitiva, si sientes que tu habitación “no te deja dormir”, incluye un poco de natura en ella y verás que ni la alarma de tu móvil podrá sacarte de la cama.  

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