Tabla de contenidos
¿Tienes idea de cuántas personas pagan por dormir mal e intoxicarse? Son, al menos, 3.650 noches las que dormimos en una cama que nos acompaña durante 10 años. Ahora, la mala inversión radica en el tipo de superficie que compramos, ya que una cama tradicional es una “burbuja tóxica” repleta de derivados del petróleo. Mientras que, un colchón ecológico de fibra natural, está exento de químicos, es ecofriendly y está certificado para nuestro descanso.
El problema al elegir una cama es saber que es un producto que estará durante mucho tiempo contigo, pero, en especial, debes recordar que es un periodo que dedicamos para revitalizar el cuerpo. No conforme con ello, es un lapso crucial porque estamos pasivos, absorbiendo y respirando –inconscientemente– todos los agentes externos que se encuentran en ese entorno. He aquí una de las partes más críticas de la rentabilidad en una cama común, seguido de que es un artículo de menor vida útil, con una comodidad reducida y de escasas propiedades terapéuticas.
Características más destacadas de una cama tradicional y de un colchón ecológico de fibra natural.
Bien, esta es la parte que, literalmente, quita un poco de sueño y preocupa la manera en la que estamos llevando a cabo nuestros hábitos. Es innegable que el coste de las camas comunes es un peso con mucha fuerza, cuando comprar un colchón es la prioridad. Ahora, el real paso de factura comienza a hacerse notorio al conocer estos detallitos poco saludables…
- Creados con nylon, pegamento, poliuretano, poliéster, bobinas de acero (no biodegradables), blanqueadores químicos, colorantes.
- No son responsables con el medioambiente, dado que su descomposición es muy lenta, a tal punto que podrían tardar hasta un siglo.
- Si bien, los colchones tradicionales han evolucionado, adaptándose a las exigencias del mercado, pero sus beneficios están tan limitados como su vida útil.
- El aire que circula en la habitación es importante, no obstante, si la cama emana dióxido de carbono, el entorno de sueños se verá igualmente afectado.
- Son equipos para descansar hechos con elementos alterados transgénicamente. Su suavidad es menor al compararlo con uno hecho con materia orgánica.
¿Por qué el colchón ecológico de fibra natural es el más recomendable?
Por otra parte, y muy contrario a las camas comunes, un colchón ecológico no contiene derivados fósiles y, por lo tanto, tampoco existen compuestos orgánicos volátiles (COV) en su núcleo; es decir, el corazón de estas superficies para dormir no es nocivo para salud y no tiene repercusiones en nuestra calidad de vida.
Al descansar en una cama natural, recibimos todos los aportes y propiedades de la Tierra que, con un poco de tecnología e innovación, son adaptados a las diversas necesidades y gustos para dormir, obteniendo el mayor provecho de sus beneficios y, consigo, un sueño más placentero. Aunque, en realidad ¿por qué tienen tantas ventajas en nuestra salud y en toda la biodiversidad?
- Todos los elementos empleados en su fabricación son totalmente puros, no están alterados y son 100% ecológicos.
- Para las camas ecológicas Lobide se emplea látex, aceite de soja, aceite de azahar o nerolí y algodón. Estos son los actores principales en sus espumas, ajustados a las características de cada colchón (para dolor de espalda, sobrepeso, sudoración, alergias).
- Las camas naturales tienen sistema de higiene y aromaterapia, al igual que son hipoalergénicos, gracias a su pureza.
- Son mucho más suaves y duraderos, puesto que los productos orgánicos les otorgan esta cualidad a los colchones.
- Son respetuosos con el planeta Tierra y no perjudican los ecosistemas, debido a que su biodegradación es muy rápida por extraerse de la natura. Además, su manufactura no es agresiva, comenzando porque en ella no se emite dióxido de carbono.
- Estos colchones naturales están autorizados por certificados de ecología y uso humano. Por ejemplo, los estándares de calidad de las camas Lobide responden a Oeko-Tex, Aitex, Hygcen y a las normativas ISO.
¡Que tu descanso sea una razón para salvar al Planeta!
Anualmente, en España se fabrican 1.800.000 colchones, de los cuales el 40% son de muelles convencionales y tienen una degradación mucho más lenta que otros. Por lo que, si por cada cama las personas desechan una en el vertedero, entonces es posible que podamos replicar una “cordillera” de camas devastadoras para la fauna y la flora.
Como verás, los productos que usamos en casa tienen un serio impacto en el planeta, inclusive, los que empleamos para estar en reposo. Es por ello que, la industria del descanso se ha volcado a trabajar en el bienestar de sus consumidores, al igual que en la recuperación de la Tierra. ¿Quieres que los sueños sean verdaderamente reparadores para todos? ¡Invierte en la vida y en tu comodidad, repara vuestras energías con Lobide!